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DERECHO AL AGUA SEGURA Y SOBERANA

El #DíaMundialdelaAlimentación 2023 pone en primer plano al agua como base de la vida y la alimentación. La campaña crea conciencia en todo el mundo sobre la importancia de gestionar el agua de forma prudente, ya que la disponibilidad de este recurso preciado se ve amenazada por el rápido crecimiento de la población, la urbanización, el desarrollo económico y el cambio climático.


El 95 % de nuestros alimentos se produce en la tierra y todo comienza con el suelo y el agua. Sin agua no hay alimentación, por ende, no hay vida. El agua es la vida del planeta, siempre la misma cantidad desde su origen y nos constituye a todos los organismos vivos… es nube, es río, napa, lago, acuífero, alimento de los alimentos. La esencia del agua es el movimiento y en ese fluir, cambia de estado y de lugar (llegando a ser una nube gaseosa, la nieve sólida, el mar que se mueve, los ríos que corren). En ese ciclo hidrogeológico habitan todos los ecosistemas de la naturaleza, pero, así como es sostén de todas las formas de vida, también es escasa. Es un bien público y no podemos ni debemos confinarla al derecho de un territorio o corporación sobre los derechos colectivos.


La escasez de agua es una de las cuestiones relativas al desarrollo más destacadas de nuestra época. Pese a ello, dependiendo de dónde estemos en el mundo, la fragilidad de nuestros recursos hídricos puede no ser siempre manifiesta. Quizás porque, para muchos de nosotrxs, el agua está en todas partes de nuestra vida diaria y de nuestra economía, puede ser difícil de imaginar que, hoy en día, 2400 millones de personas viven en países sometidos a estrés hídrico.


Los motivos son variados pero, en última instancia, están provocados por lxs humanxs. El resultado es que cada vez hay menos agua para beber, cultivar alimentos y producir los bienes que necesitamos, y para sustentar los ecosistemas de los que dependemos. El rápido crecimiento de la población, la urbanización, el desarrollo económico y el cambio climático han pasado una elevada factura a nuestros recursos hídricos. Junto con la contaminación, la extracción excesiva y la mala gestión del agua en general, esto crea una combinación compleja de desafíos.


Para resolver la complejidad de su cuidado se requieren políticas públicas en acuerdo con las jerarquías nacionales, provinciales y municipales, entendiendo que el sistema productivo neocolonial y extractivista en curso, es uno de los principales causantes de esta escasez de agua. Es menester involucrar a las distintas comunidades para lograr una distribución equitativa, la regulación y fiscalización de su uso y trabajar en soluciones integrales para conservarla y restaurar el uso indebido y su sobreconsumo. Solo así estaremos luchando por la vida de los pueblos y de todos los seres vivos.


​En el caso de Argentina, si bien es uno de los países con mayores reservas de agua, esto tampoco se traduce en una democratización y garantía de acceso justa y soberana. Ante este panorama cabe preguntarse, ¿Cuánto nos importa realmente el agua? ¿Sabemos lo que tomamos? ¿Conocemos los procesos por los que pasa? ¿Sabemos qué empresas y en beneficio de quién éstas utilizan millones de litros? ¿Quién la protege y quién debería hacerlo? ¿Está el agua sujeta a una lectura de los derechos? ¿Es sequía o es saqueo del agua?


Para conocer la realidad en nuestro país, entrevistamos a Mariano J. Sánchez Toranzo. Él es militante socioambiental, parte de la Campaña Plurinacional en defensa del Agua para la Vida. Es Lic. en Ciencia Política (UBA) y cursó posgrado en Psicología Gestáltica.


1- Mariano ¿Cómo describirías la complejidad de la situación del agua en Argentina?


En Argentina, el consumo para el agro supera el 73%, la industria se lleva menos del 20% y la población el 7%.


Por su capacidad hídrica, se estima que poseemos el 1,1% de toda el agua dulce del planeta, con un 0,6% de la población mundial. Tenemos agua dulce suficiente, pero muy mayoritariamente es agua glaciar, y la distribución del agua líquida en el territorio es profundamente desigual.


El 85 % del agua superficial está en el territorio de la cuenca del Río de la Plata. El 70% del agua superficial esta contaminada. Por ejemplo, el acuífero Puelche de la región pampeana, está contaminado radiactivamente con uranio natural y hasta enriquecido, debido al descarte de residuos del Centro Atómico de Ezeiza.


En las provincias áridas y semiáridas, donde la precipitación anual es muy baja, se concentra menos del 1% de escorrentía superficial. Son zonas de escasas precipitaciones (de menos a mucho menos de 500 ml anuales) que no llegan a equilibrar la evaporación. Se genera así un fuerte déficit hídrico (muy evidente en la escasa vegetación arbórea). La sequía es tan significativa que en algunos sectores se llega al desierto absoluto.


2- En nuestra población particularmente, ¿cómo se refleja esa problemática?


En nuestro país, las principales actividades humanas que generan contaminación de las aguas subterráneas y superficiales son: la disposición de residuos sólidos urbanos y de aguas residuales, las actividades agrícolas, ganaderas, industriales y la minería.


Según la DNAPyS (Dirección Nacional de Agua Potable y Saneamiento) en el año 2019 el 88 % de la población urbana contaba con acceso a agua potable por red y el 63 % a cloacas.


Según el Registro Nacional de Barrios Populares (RENABAP) en nuestro país existen 5.687 barrios populares donde habitan alrededor de 5 millones de habitantes. El 90% no accede formalmente al agua potable y el 98% no accede al saneamiento cloacal.


3- ¿Cómo es la situación de las zonas rurales, escuelas y pequeños poblados?


Hoy, 2,6 millones de personas habitan en zonas rurales dispersas, con un alto déficit de acceso a servicios básicos, donde el 11% recolecta agua superficial y un 18% utiliza pozos o excavaciones al aire libre.


Las escuelas rurales y las comunidades se encuentran expuestas a las pulverizaciones con agrotóxicos y sufren la contaminación del agua tanto por agrotóxicos como con arsénico que se encuentra naturalmente en el agua Y a su vez este metaloide combinado con agrotóxicos (glifosato por ejemplo), produce una sinergia altamente dañina.


También el uso intensivo de agua por los extractivismos, la contaminación por actividades mineras, fracking y el desmonte de áreas silvestres; provocan escasez de agua.


5- En el marco institucional/legal actual y pasado ¿cómo ha sido la gestión de los recursos hídricos?


El marco institucional actual para la provisión de servicios de agua y la gestión de los recursos hídricos se basa en decisiones políticas y sistemas legales que datan de los años ochenta y noventa. El impacto más severo fue sin duda el ocasionado por la última dictadura cívico-militar, cuando en 1980, transfirió a las provincias el abastecimiento y control de aguas, con el desguace de la empresa estatal Obras Sanitarias de La Nación. Luego, la reforma constitucional de 1994 reconoció a las 23 provincias y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires la propiedad de los recursos naturales y la responsabilidad en la provisión de servicios de agua dentro de sus límites.


Sin embargo, las políticas jurisdiccionales no han resuelto en absoluto las problemáticas asociadas al agua que continúa acosada, contaminada y con controles ausentes.


6- ¿Qué propone la Iniciativa Popular en Defensa del Agua para la vida en el contexto del cambio climático en la que venís trabajando y militando tan arduamente?


La Campaña Plurinacional en Defensa del Agua para la Vida es un espacio donde convergen distintas organizaciones, gremios, instituciones, asambleas socioambientales, profesionales, militantes de DDHH y comunidades campesinas e indígenas.


La organización surgió durante el año 2022 con el objetivo de generar conciencia sobre este bien común. Frente a este contexto crítico, durante lo que va del año realizaron de manera colaborativa un proyecto de ley Iniciativa Legislativa Popular en Defensa del Agua para la Vida.


¿Qué objetivos plantea el proyecto?

  • Establecer los principios esenciales para la protección del agua como bien público escaso y esencial para todos los seres vivos, para los ecosistemas y su funcionamiento y como derecho humano imprescriptible, inalienable e irrenunciable. Considerar al agua como ser vivo, y como sujeto de derechos.

  • Obligar al Estado y funcionarios a protegerla y sanearla, garantizando los preceptos constitucionales y legales vigentes y a la participación popular informada y vinculante en toda actividad que pueda afectarla; a preservarla para el uso tradicional de las comunidades campesinas y para su convivencia con los pueblos originarios.

  • Prohibir la privatización total o parcial del agua. Establecer que el acceso al agua potable y segura es un derecho universal. La falta de pago no autoriza el corte del servicio. Disponer que el uso del agua para la vida, para todas las vidas, es prioridad absoluta ante cualquier concesión para obras o procesos productivos que puedan ponerla en riesgo. La licencia social es requisito previo para autorizar cualquier uso.

  • Normar que toda información referida al agua es pública y gratuita y puede solicitarse sin ningún requisito. Disponer el libre acceso a las costas y márgenes de cualquier fuente pública de agua. Reafirmar que los defensores del agua no pueden ser amenazados, perseguidos o sancionados de ningún modo.

  • Establecer que la máxima autoridad ambiental nacional es autoridad de aplicación de la ley; y que la ley se financiará con fondos del presupuesto nacional.


7- ¿Cuáles son los desafíos que enfrentamos para hacer realidad esta ley?


Los desafíos son varios. Si se logra reunir más de 750.000 firmas en apoyo al proyecto, es decir, si se cuenta efectivamente con aval del 1,5% del padrón electoral, el Congreso deberá darle expreso tratamiento al proyecto, dentro del término de doce (12) meses. Para ello, se necesita del compromiso de lxs militantes socioambientales, comunidades originarias y pueblo en general para difundir y participar en la recolección de firmas en todo el Territorio Argentino.


También, que sea realidad el proceso de concientización masiva sobre la importancia de cuidar el Agua para la Vida. Que ésto se traduzca en el apoyo con su firma a la iniciativa.


Y por último, pero no menos importante, un Congreso de la Nación que dé respuesta y se comprometa en su aprobación y posterior cumplimiento efectivo inmediato por parte del gobierno.


8- ¿Cómo podemos pasar a la acción desde la ciudadanía para lograr que esta Ley se apruebe?


Una parte del camino ya se logró: construimos el proyecto de ley de defensa del Agua para la Vida y sus Fundamentos, colectivamente; ahora hay que lograr un compromiso masivo de nuestro pueblo en todo el país, para lograr las firmas necesarias, y más; para que el proyecto pueda ingresar al Congreso Nacional con el mayor apoyo posible.


En este link, pueden conocer más sobre esta iniciativa y firmar el formulario: https://linktr.ee/inciativapopularaguaparalavida

 

Sin duda, la abundancia de agua es una herramienta valiosa, un regalo de la naturaleza. Administrarla, distribuirla, preservarla, sanearla son las claves de nuestro presente y futuro. En todo caso necesitamos saber y actuar en función de estas realidades geofísicas que reciben además el impacto del uso, el mal uso y el abuso perpetrado sobre el agua, acaparada, contaminada, saqueada en función de intereses particulares que nada tienen que ver con las necesidades de nuestro pueblo ni con el esfuerzo realizado durante cientos de años para revertir las adversidades y hacer habitables y prósperos los territorios esencialmente áridos.


Necesitamos saber, regular, controlar la contaminación, el desperdicio, el saqueo del agua que ha llegado a distorsionar su funcionamiento sistémico incluyendo su ciclo hidrológico del que depende toda la vida planetaria. Y no solo en territorios recorridos por la aridez, porque precisamente en las zonas de abundancia, las conductas predatorias (incendios, desmontes, desvíos, taludes artificiales) han logrado acentuar los procesos de inundación. El agua invade torrencialmente los territorios y deja de ser una herramienta para el desarrollo hasta convertirse en una verdadera amenaza. De hecho, en Argentina las inundaciones son el efecto más calamitoso del excedente hídrico en varias regiones.


Sintéticamente los excesos de agua y la escasez extrema son problemas que nuestro país debe abordar. La búsqueda de soluciones implica sobre todo prevenir, respetar a la comunidad, atender las situaciones concretas y disímiles que atraviesan nuestro pueblo y que se agravan por la imprevisión y las políticas inadecuadas.


El agua es un bien público, finito, escaso, indispensable para toda y cualquier forma de vida.

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